Guillermo Ríos, aislamienot estilo español
El drama de nuestro compatriota atrapado en España por el cierre de la frontera.
Guillermo Ríos en las afueras de la empresa Telefónica, antes que se declare estado de emergencia. (Foto: Guillermo Ríos)
Guillermo Ríos, un peruano de 54 años nacido en Lima, se gana la vida haciendo instalaciones a domicilio para una reconocida empresa en España. Sentado en su ventana mirando las playas de las Islas Baliares, nos cuenta el drama que vive. Al igual que todos nuestros compatriotas en España, él desearía que estos 64 días que han pasado, sean solo una pesadilla, y ruega también poder regresar pronto a su natal Lima, donde se encuentra su familia.
El 15 de marzo, España comenzó a tomar todas las medidas protocolares contra el Covid-19, Guillermo para ese entonces, ya se encontraba aislado junto con tres colegas del trabajo en una provincia alejada de la capital. Nos narra que tras el comienzo de la pandemia, los pobladores hicieron largas colas para ingresar y comprar alimentos en los distintos establecimientos. Gracias a Dios este comportamiento de la ciudadanía no duró mucho tiempo. La diferencia se hizo más notoria en el comportamiento de los ciudadanos cuando fueron tomando su distancia y protegiéndose para evitar contagiarse de dicho virus. Caso contrario a Madrid, nos cuenta, en donde hubo más casos de contagio por personas irresponsables que hicieron caso omiso a los mandatos gubernamentales.
Afueras del supermercado Mercadona, las personas mantienen su distancia y un comportamiento correcto con las medias propuestas por el gobierno.
Muchos de sus compañeros se contagiaron, ya que en su trabajo es imposible dejar de tener contacto con personas ajenas a su entorno, hicieron recorte de personal y redujeron su paga en un 30% de lo que ganaba habitualmente. Es por esto que Guillermo solo trabajó hasta el 20 de abril.
Nos narra que poco a poco España ya está levantando la cuarentena, en la actualidad las personas pueden salir desde las 8 hasta las 10 de la mañana y los precios de los alimentos ya están volviendo a su normalidad.
Guillermo no sabe cuándo terminará esta odisea, pero de lo que sí está seguro es que este episodio en la historia de la humanidad, dejará una secuela de desconfianza y temor al acercarte a alguna persona, pensando que tal vez pueda estar infectada. Por ahora lo único que tiene en mente es buscar trabajo para seguir sustentando a su familia, y así, algún día no muy lejano y cuando lleguen tiempos mejores, poder reencontrarse con ellos en un profundo y cálido abrazo.